¡Qué duro es tener mascota! Les coges cariño, la tienes como una más de la familia, la tratas como un igual sin que le falte de nada...
Ayer nuestro perro Snoocky, un simpático perro salchicha, al bajar del sofá se lastimó las patitas traseras. Corriendo lo llevamos al veterinario de urgencias para saber que le había pasado. Durante el camino en coche nos íbamos diciendo que no era nada, que seguro que había sido un mal gesto al caer...nada más lejos de la realidad.
Cuando llegamos al veterinario, tras varias pruebas neurológicas y una radiografía nos comunicaron lo que tanto miedo teníamos...nuestro Snoocky ha sufrido un pinzamiento en las vertebras (típico de la raza Teckel) y se le tiene que operar de urgencia para poder recuperar las patas traseras y que pueda volver a andar.
Nosotros sumergidos en medio de una compra de un piso, con una reforma a medio hacer y sin casi dinero en la cuenta...nos dicen el precio de la operación y nos quedamos helados...no podemos asumirla...¿cómo lo vamos a hacer? La tristeza nos invade.
Tras muchos minutos (que parecieron horas) y tras muchas cuentas que hicimos...al final conseguimos (no sabemos cómo) recolectar el dinero para hacer una primera fase:
- Visita
- Radiografía
- Hospitalización
- Resonancia magnética
- Operación
Ahora, justo ahora, a las 10:45h de la mañana estamos a esperas de saber si al final lo han metido en quirófano, o todavía no, cómo ha ido, cómo está...Estamos que nos subimos por las paredes...necesitamos saber cómo está Snoocky. Necesitamos abrazarlo y que nos digan que todo ha salido bien...pero ésto tendrá que esperar hasta las 20h.
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